Cada país posee en su constitución una definición clara de la manera en que se espera sus ciudadanos vivan. En Mateo 5, Jesús comienza con las bienaventuranzas, que describen las características y bendiciones de aquellos que son ciudadanos del reino de Dios: los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, los pacificadores, entre otros. Luego, aborda temas como la ley moral, la ira, el adulterio, el juramento y el amor hacia los enemigos, presentando estándares éticos radicales que reflejan el corazón de Dios.
El Sermón del Monte no solo es un conjunto de reglas, sino una invitación a una vida transformada por el poder del reino de Dios. Jesús desafía a sus seguidores a vivir con integridad, humildad y amor genuino, mostrando cómo el reino de Dios se manifiesta en las relaciones humanas y en la conducta diaria. Este sermón es un llamado a la radicalidad del amor y la justicia divina, mostrando que la verdadera vida en el reino va más allá de las apariencias externas y busca la transformación del corazón humano según los valores del reino de Dios.
Fuimos salvados para manifestar la diferencia entre este mundo y el celestial; al que pertenecemos. El precio que costó nuestra salvación fue demasiado alto como para vivir en la irrelevancia.