Ni Altares ni Sacrificios

Entender y vivir en el nuevo pacto es crucial para una vida cristiana plena. El antiguo pacto, con sus leyes, rituales y sacrificios, era una sombra de lo que habría de venir y estaba destinado a guiar al pueblo de Israel hacia una relación con Dios. Sin embargo, estos rituales eran temporales y no podían eliminar permanentemente el pecado. Con la venida de Jesús, se estableció un nuevo pacto basado en su sacrificio perfecto y suficiente en la cruz.

En este nuevo pacto, la salvación y la justicia ante Dios dependen de la fe en Cristo. Él cumplió la ley perfectamente y se ofreció a sí mismo como el sacrificio definitivo por nuestros pecados, algo que los sacrificios de animales nunca pudieron lograr.

Vivir en el nuevo pacto significa entender que nuestra relación con Dios no se basa en en lo que hagamos o rituales, sino en la gracia y el amor de Dios manifestados en Jesús. Nos libera de la carga de intentar ganar la aceptación de Dios a través de nuestros esfuerzos y nos permite vivir con la seguridad de que somos perdonados y aceptados por Dios. Esto nos impulsa a vivir en gratitud, amor y obediencia, reflejando la transformación que Jesús ha realizado en nuestras vidas.

En el nuevo pacto, los altares y sacrificios no son necesarios. Cristo, con su sacrificio en la cruz, eliminó la necesidad de cualquier otro sacrificio. No necesitamos altares ni rituales. Su sacrificio fue único y definitivo, cumpliendo todas las demandas de la justicia divina.

Vivir aferrados a los antiguos rituales es ignorar la obra completa de Cristo. La verdadera adoración, que es en espíritu y en verdad, no necesita de sacrificios repetidos. Cristo lo hizo todo, de una vez y para siempre, no necesita hacer de nosotros un altar.

Obed Diaz Rodriguez