En los evangelios, Jesús menciona y enseña acerca del Reino de Dios significativamente más veces que cualquier otro tema, mostrando que el enfoque central del ministerio de Jesús fue la proclamación del Reino de Dios. Jesús no solo vino a ofrecer salvación personal, sino a anunciar que el Reino de Dios había llegado y que este Reino traería la restauración de todas las cosas, incluidos nosotros mismos. Comprender este hecho es crucial para cualquier seguidor de Cristo, porque redefine nuestra misión como co-creadores con Dios.
El Reino de Dios no es simplemente un lugar, sino una realidad dinámica donde la voluntad de Dios es hecha en la tierra como en el cielo. Involucra justicia, paz, y la restauración de la creación a su estado original. Al entender y abrazar la misión del Reino, nos damos cuenta de que nuestra tarea no es solo predicar, sino participar activamente en la restauración del mundo. Esto significa que, como co-creadores con Dios, estamos llamados a manifestar su Reino en cada aspecto de la sociedad, desde las artes hasta los negocios, transformando culturas y comunidades para reflejar la justicia, la verdad, y la paz del Reino de Dios. Al hacerlo, nos unimos al propósito eterno de Dios para la creación.