La historia de Nehemías nos enseña cómo enfrentarnos a la oposición cuando estamos llamados a cumplir un propósito mayor. Nehemías tenía una misión clara: reconstruir los muros de Jerusalén, una tarea crucial para restaurar la seguridad y dignidad de su pueblo. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los detractores aparecieran. Personas como Sambalat y Tobías se burlaron de él, intentaron intimidarlo y desacreditar su trabajo. Pero Nehemías no se dejó detener por las críticas ni los intentos de desanimarlo.
En lugar de responder con enojo o distracción, Nehemías oró, planificó y siguió trabajando. Su enfoque estaba en la misión que Dios le había dado, no en las palabras de quienes intentaban detenerlo. Incluso cuando sus enemigos intentaron tenderle trampas, él discernió sus intenciones y se negó a apartarse de su tarea. Su respuesta fue clara: “Estoy haciendo una gran obra y no puedo ir” (Nehemías 6:3).
El ejemplo de Nehemías nos enseña que cuando enfrentamos oposición, debemos mantener nuestra mirada en el propósito divino. Las críticas y ataques son inevitables, pero no tienen poder para detenernos si recordamos quién nos ha llamado. Perseverar con fe y enfoque nos lleva a cumplir aquello que Dios nos encomendó.