Cuando Jesús exclamó “Consumado es” (Juan 19:30), no fue una despedida, sino una señal de activación. Como un general que grita “¡Ahora!”, Jesús no estaba cerrando la historia, sino dando la orden de entrada para la nueva etapa del plan eterno de Dios: reconciliar todas las cosas consigo mismo (Colosenses 1:20). La cruz no es el final del trabajo, es el inicio de una nueva creación.
Muchos creyentes interpretan este momento como el cierre total de la obra. Y sí, en términos de redención, todo lo necesario fue hecho. Pero lo que terminó fue el obstáculo, no el propósito. Jesús no solo murió por nosotros, también murió para nosotros, para darnos acceso, autoridad y encargo. La cruz abrió el camino, pero la iglesia debe caminarlo.
“Consumado es” significa que ya no hay barreras para que la humanidad vuelva a su diseño original: ser imagen de Dios en la tierra, cocreadores junto al Padre, extendiendo su Reino con poder, verdad y amor. Como dice Romanos 8:19, la creación espera con ansiedad la manifestación de los hijos de Dios. ¿Y quiénes son esos hijos? Tú y yo, activados por ese grito final en la cruz.
Este no es tiempo de espectar. Es tiempo de ejecutar. La cruz fue la plataforma de lanzamiento, no una silla para sentarse. Jesús abrió la puerta y dijo: Ahora es tu turno. Te doy mi Espíritu. Ve. Manifiesta mi Reino.
“Consumado es” no fue un suspiro de derrota, fue el rugido del León que ordena a su ejército avanzar. ¿Estás listo para entrar en la historia que Él comenzó? El cielo ya está abierto. Es hora de actuar.