José estaba de pie ante el faraón, en la gran sala del trono de Egipto, su mente llena de una visión clara y divina. Había pasado de ser un prisionero olvidado a un intérprete de sueños, y ahora, se encontraba frente al hombre más poderoso del mundo conocido. Cuando el faraón le pidió la interpretación de su sueño, José no solo explicó los siete años de abundancia seguidos de siete años de hambruna, sino que también presentó un plan innovador para enfrentar la crisis.
Propuso almacenar el grano durante los años de abundancia, construyendo graneros en todo Egipto. Esta estrategia, nacida de la sabiduría divina y la creatividad profética, no solo preservaría al pueblo de Egipto, sino que también lo posicionaría como una nación salvadora para las tierras circundantes.
La innovación de José no solo fue un acto de supervivencia, sino también un cumplimiento del propósito de Dios. Este acto de innovación divina es un ejemplo poderoso de cómo Dios utiliza nuestras habilidades creativas para traer cambios necesarios en la cultura. La historia de José nos enseña que, cuando permitimos que Dios inspire nuestras ideas y estrategias, podemos impactar profundamente nuestras comunidades y cumplir su propósito en la tierra.
Esas ideas que tienes de emprendimiento pudieran ser sueños divinos para el cumplimiento del propósito de Dios. Al igual que José, tus ideas innovadoras pudieran tener un impacto trascendental, llevando soluciones divinas a los problemas actuales y manifestando el reino de Dios en la tierra.