Gestalts

Todo sucedió muy rápido. A mitad de noche, un grupo de soldados irrumpió en el huerto de los olivos arrestando al maestro. Pedro casi no tuvo tiempo de asimilar los eventos: la oreja de aquel hombre, la confusión, y ahora, en medio de un juicio improvisado, muchos lo relacionan con el arrestado. Es una cuestión de vida o muerte. Pedro lo negó todo. Los últimos tres años, los panes y los peces multiplicados, la caminata sobre el mar de Galilea, y hasta el fenómeno de la transfiguración. En ese momento, la mirada del maestro le recordó una premonición certera, clavándole en su corazón la angustia de la auto decepción.

Siempre había sido una persona arrojada: todo o nada. Alguien que constantemente corría en la dirección que fuera, tanto para bien como para mal. Pero esta vez, los evento fueron más rápidos que el, y para cuando pudo juntarlo todo, ya el maestro había sido sepultado, sin tener la oportunidad de reconciliar aquel momento, produciéndose un gestalt profundo.

En psicología, un gestalt se produce por experiencias no resueltas que crean “gestalts o asuntos incompletas” que afectan nuestro bienestar psicológico. La idea es que las personas tendemos a cerrar estas “gestalts” o patrones de experiencia incompletos para lograr una sensación de equilibrio emocional. Muchas personas lo logran volviendo a rutinas familiares, tal como lo hizo Pedro. Después de la muerte de Jesús, Pedro se refugió en su vida antigua como pescador. Quizá la faena de echar y recoger la red le mantenía mentalmente ocupado, aunque las olas le fueran más familiares desde afuera de la barca.

Una mañana, al regresar del mar, vio una silueta familiar en la playa, una que hizo saltar de la barca antes de tocar tierra. El maestro le esperaba en la orilla, y Pedro tenía tanto que decir y explicar. Al igual como lo hizo con aquella mujer en el pozo de Samaria, Jesús cerró el ciclo abierto en Pedro con una sola conversación. Esa mañana, Pedro habría recibido un mayor sentido de perdón, identidad y propósito.

…apacienta mis ovejas

Apresurado

Dos horas antes, es lo que recomiendan a la hora de viajar. Cuando llegas dos horas antes al aeropuerto, cuentas con tiempo suficiente para lidiar con cualquier imprevisto y no arriesgarte a perder tu vuelo. Porque los imprevistos ocurren todo el tiempo, sin que podamos evitarlos.

Es fácil identificar a quienes se le terminaron las dos horas. Primero, caminan a una velocidad distinta a la del resto, casi flotan. Segundo, su expresión facial habla de urgencia. Tercero, no se detienen por nada ni por nadie. Caminan híper enfocados en el camino y su destino, y no hablan con nadie a su paso. Andan apresurados.

Aunque a veces nos pareciera que Dios está apresurado con algo o con alguien, no es así. La verdad es que Dios tiene un plan que ejecuta desde la eternidad, y cuenta con todas las dos horas de anticipación del mundo, por eso puede detenerse en el camino con todos los que lo necesitan, sin miedo a llegar tarde o a perder su momento. O como mejor lo expresa el apóstol Pablo a los Gálatas: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley…”

En nuestra prisa, recordemos que Dios no se apresura. Su plan eterno se cumple con precisión divina. Podemos confiar en su tiempo perfecto, sabiendo que Él siempre llega en el momento justo, trayendo paz y lo necesario para nuestro viaje

Curiosidad Cósmica

Tres hombres curiosos entregados al conocimiento, el descubrimiento y la observación del universo. ¿Cuanto tiempo tardaron entre que una nueva e inusual lumbrera apareciera en su habitual rutina de observación del firmamento hasta que la relacionaran con algún escrito antiguo en su colección de rollos? ¿Que cantidad de datos los convenció de perseguir aquel fenómeno para descubrir la veracidad de la profecía antigua? El relato bíblico no ofrece detalles explícitos acerca del método analítico utilizado por estos “tres sabios de oriente”, pero deja claro que su curiosidad fue mayor que cualquier otra cosa.

La curiosidad es un elemento central en el descubrimiento, casi como la primera chispa que enciende un fuego. Pero la curiosidad siempre parte de algún conocimiento básico m, no nace del vacío. Fue lo que llevó a Moisés a investigar porque la zarza que adía en fuego no se quemaba. La curiosidad le abre el camino a la experimentación, un elemento crucial en el desarrollo de la creatividad, porque cuando experimentamos, expandimos nuestro conocimiento. Es en sí mismo un acto de fe.

En la creatividad profética, la oportunidad de experimentar representa la diferencia entre crecer o morir. Es el espacio donde ocurren los “momentos ¡ajá!”. Sin curiosidad no habría experimentos y sin experimentos no habría “eureka”, o como bien lo describe Job: “de oídas te conocía, mas ahora mis ojos te ven”. La curiosidad de aquellos sabios los llevó a experimentar el acontecimiento más importante de la historia, la materialización del plan divino. Que te llamen curioso es más una medalla que una etiqueta, porque representa ir donde otros no se aventuran, en honor a una vida segura.

Disruptores Divinos

Los seres humanos somos animales de hábito, y en algunos casos, bien definidos. Desde cepillarnos los dientes hasta llegar al trabajo, las rutinas habituales definen nuestro estilo de vida, marcando cada paso a lo largo de nuestro día, cada día. También, nuestros hábitos, que inicialmente son deducciones conscientes, se forman a partir de nuestros paradigma e ideas provenientes de la manera en la que interpretamos al mundo.

Cuando ocurre un suceso que desafía nuestros paradigmas, ocurren dos cosas fundamentales: se forma una crisis intelectual, que dependiendo de nuestra actitud, pudiera llevarnos al crecimiento y el aprendizaje, y ocurre también una transformación ideológica que nos conduce a un cambio de vida. A estos sucesos, y a las personas que los provocan, se les considera disruptores. Para Pedro y los demás apóstoles, Cornelio fue un disruptor significativo que encendió el proceso transformativo de su percepción del reino y su alcance.

Cornelio era un romano influyente y poderoso a cargo de un grupo de soldados. No era un judío con antecedentes religiosos y si no fuera por su descripción en Hechos 10, sería muy fácil concluir que era un pagano. Pero el relato bíblico señala que era un hombre que practicaba la piedad, la bondad y la justicia, cualidades clave de la vida en el Reino y en acorde con lo enseñado por Jesús a sus discípulos. Cornelio era un Tzadik. Cuenta Lucas, el escritor de los Hechos, que mientras Pedro predicaba en casa de Cornelio, se manifestaron en el y su gente las señales que Jesús había adelantado que seguirían a los que creyeran, destrozando de una todos los paradigmas de Pedro y demás apóstoles acerca de la “exclusividad “ del reino.

Al igual que Cornelio, Dios nos expone a numerosos disruptores en nuestra vida para formar nuestro carácter, nuestros hábitos y nuestra vida. Nosotros , al igual que los apóstoles, insistimos en preservar las ideas que Dios quiere matar para llevarnos a un plano más elevado de comprensión de nuestra misión, identidad y propósito, y en algunos casos, nos convierte en disruptores de otros, al igual que lo hizo con Cornelio.

Tzadik

En hebreo, la palabra “Tzadik” (צדיק) significa “justo” o “recto”. Se usa para referirse a una persona que vive de acuerdo con los preceptos de la justicia, la rectitud y la moralidad. Un “tzadik” es alguien que actúa con integridad y piedad, cumpliendo las leyes y mandamientos religiosos de manera ejemplar, y en un contexto más amplio, también puede implicar un grado elevado de santidad y conexión espiritual con Dios.

Resulta interesante que tzadik también conlleva la idea de controlar y dominar el “yetzer hara” (יצר הרע), que es la inclinación o impulso hacia el mal o el lado animal del ser humano. Esta capacidad de autocontrol y de elevarse por encima de los impulsos básicos es una característica fundamental de un tzadik.

Cristo, el Tzadik supremo, es la encarnación de la justicia, la verdad y la rectitud. Su vida perfecta, sin pecado y completamente justa, cumple no solo con el ideal de un tzadik, sino que su sacrificio en la cruz es interpretado como el acto supremo de justicia, trayendo la redención, que es el restablecimiento de la relación perdida entre el ser humano y Dios debido a la caída en Edén. Su sacrificio no solo expía los pecados, sino que también proporciona un modelo de autocontrol y entrega total a la voluntad divina, características esenciales de la vida en el Reino.

Hoy, podemos vivir en una conciencia tzadik gracias a la victoria de Cristo sobre el yetzer hara, lo cual se refleja en una tendencia tenaz a manifestar el orden de la cultura del Reino donde quiera que estemos. Esta victoria nos permite vivir vidas de justicia y rectitud, alineadas con los principios del Reino de Dios, y nos capacita para influir positivamente en nuestro entorno, promoviendo la justicia, la paz y la moralidad en nuestras comunidades.

En práctica, esto significa que, como seguidores de Cristo, estamos llamados a:

  1. Vivir con Integridad y Justicia: Actuar con rectitud en nuestras decisiones y acciones diarias, siguiendo el ejemplo de Cristo.
  2. Dominar el Yetzer Hara: Ejercer autocontrol sobre nuestros impulsos y deseos negativos, permitiendo que el Espíritu Santo nos guíe en una vida de santidad.
  3. Ser Agentes del Reino: Manifestar los valores del Reino de Dios en nuestras relaciones, trabajos y comunidades, promoviendo un ambiente de justicia, paz y amor.
  4. Modelar el Sacrificio de Cristo: Emular la entrega y el servicio de Cristo en nuestras vidas, buscando el bienestar de los demás y mostrando compasión y misericordia.

Al vivir de esta manera, reflejamos el carácter de un tzadik y contribuimos a la expansión del Reino de Dios en la tierra, demostrando que la redención de Cristo no solo nos transforma individualmente, sino que también tiene el poder de transformar nuestras sociedades.

La Ley de la Renovación Perpetua

En los ecosistemas, los nutrientes como el carbono, el nitrógeno y el fósforo son reciclados continuamente. Las plantas absorben estos nutrientes del suelo, los animales los ingieren al comer plantas, y finalmente, los descomponedores, como bacterias y hongos, los descomponen en forma orgánica, devolviéndolos al suelo.

La renovación continua es un concepto recurrente en la vida cristiana, profundamente avalado por Dios y esencial para nuestro crecimiento en el conocimiento de El. El apóstol Pablo nos exhorta a “transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento” (Romanos 12:2), enfatizando la importancia de un cambio constante en nuestra manera de pensar y actuar conforme a la voluntad de Dios. Esta renovación no es un evento único, sino un proceso diario que refleja la misericordia de Dios, la cual se renueva cada mañana (Lamentaciones 3:22-23).

Dios, en su infinito amor y sabiduría, renovó su propósito con la humanidad al sustituir el pacto mosaico con el nuevo pacto a través de Jesucristo (Hebreos 8:6-13). Este nuevo pacto nos ofrece una relación directa y personal con Dios, basada en la gracia y la verdad reveladas en Cristo.

La renovación continua nos permite mantenernos alineados con el propósito divino de restaurar al mundo y extender su reino. Es un recordatorio de que, a pesar de nuestras fallas, siempre podemos volver a Dios, quien nos ofrece una nueva oportunidad cada día para crecer y madurar espiritualmente. Este proceso de renovación es fundamental para nuestra transformación y conformidad con la imagen de Cristo.

El Principio de Pedro

La pregunta que todos le hicieron a Pedro sobre cómo las señales reservadas para los judíos se manifestaran entre gentiles en la casa de Cornelio: ¿Cómo pudiste permitir semejante cosa? A lo que Pedro respondió muy seguro: ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?

En Hechos 10, la visión de Pedro y la experiencia de Cornelio rompen las barreras de la exclusividad religiosa, mostrando que Dios no hace acepción de personas. El principio de Pedro” es una lección esencial sobre la soberanía divina y la elección soberana de la que más tarde Pablo enseñó de manera contundente. Este principio desafía nuestra tendencia a limitar la manifestación de Dios a ciertos grupos o prácticas, recordándonos que Su gracia y revelación están disponibles para todos, independientemente de su origen étnico, cultural o religioso.

La visión de Pedro, donde se le dice que no llame impuro lo que Dios ha purificado, simboliza un cambio radical en la comprensión de la comunidad de fe. Este evento subraya que la obra de Dios no está confinada a nuestras expectativas o prejuicios humanos. El principio de Pedro reconoce que la acción divina trasciende nuestras divisiones, y nos llama a una mentalidad abierta a la diversidad de manifestación y revelaciones de Dios.

En un mundo con profundas divisiones, el principio de Pedro nos desafía a revisar nuestras propias actitudes exclusivistas. Nos invita a ver la obra de Dios en lugares y personas inesperados, reafirmando que la soberanía y la gracia de Dios son universales y accesibles a todos los que buscan sinceramente.

Apresurado

Dos horas antes, es lo que recomiendan a la hora de viajar. Cuando llegas dos horas antes al aeropuerto, cuentas con tiempo suficiente para lidiar con cualquier imprevisto y no arriesgarte a perder tu vuelo. Porque los imprevistos ocurren todo el tiempo, sin que podamos evitarlos.

Es fácil identificar a quienes se le terminaron las dos horas. Primero, caminan a una velocidad distinta a la del resto, casi flotan. Segundo, su expresión facial habla de urgencia. Tercero, no se detienen por nada ni por nadie. Caminan híper enfocados en el camino y su destino, y no hablan con nadie a su paso. Andan apresurados.

Aunque a veces nos pareciera que Dios está apresurado con algo o con alguien, no es así. La verdad es que Dios tiene un plan que ejecuta desde la eternidad, y cuenta con todas las dos horas de anticipación del mundo, por eso puede detenerse en el camino con todos los que lo necesitan, sin miedo a llegar tarde o a perder su momento. O como mejor lo expresa el apóstol Pablo a los Gálatas: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley…”

En nuestra prisa, recordemos que Dios no se apresura. Su plan eterno se cumple con precisión divina. Podemos confiar en su tiempo perfecto, sabiendo que Él siempre llega en el momento justo, trayendo paz y lo necesario para nuestro viaje

No Cambies Revelación por Musa

La inspiración profética y la musa representan dos fuentes distintas de creatividad. La musa, un concepto de la mitología griega, es una personificación de las artes y la inspiración creativa, asociada con el impulso humano natural de crear. La creatividad que surge de la musa es una expresión de la habilidad y el ingenio humano, impulsada por emociones, experiencias y el entorno personal. Aunque puede resultar en obras de gran belleza y significado, sigue siendo una manifestación de la creatividad ordinaria, limitada a la perspectiva y las capacidades humanas.

En contraste, la inspiración profética se origina en la mente de Dios y es transmitida al individuo a través del Espíritu Santo. Este tipo de inspiración va más allá de las capacidades humanas, trayendo revelación y guía divina. La creatividad profética no solo produce arte y soluciones innovadoras, sino que también tiene el propósito de manifestar los planes y propósitos de Dios en la tierra. Es un canal a través del cual se comunican las verdades eternas y los designios del Reino de Dios, buscando transformar vidas y realidades según la voluntad divina.

Mientras la musa fomenta la autoexpresión y la creatividad personal, la inspiración profética conecta al cocreador con el Creador supremo, convirtiendo la obra en un acto de adoración y un vehículo para la manifestación divina. Que no te vendan musa por revelación.

El Milisegundo de Dios

La creatividad es una chispa. Una chispa promedio tiene una duración de un milisegundo, desde que se genera en su punto “C” hasta que finalmente llega al punto “D”.

Cuando pienso en David enfrentando a Goliat, pienso en dos momentos creativos cruciales para el: cuando decide que es mejor ir al arroyo por cinco piedras lisas porque se da cuenta de que no es un soldado y que no hay tiempo de aprender y practicar con una espada y una armadura, y cuando se encuentra en el valle frente al gigante guerrero. Dos momentos “chispa” que en mi opinión, fueron los más cruciales de su vida.

En el instante en que la mente de Dios se nos revela, se manifiesta lo profético, y como en una chispa, podemos ver nuestra ventana de oportunidad, retos. obstáculos y recibimos la inspiración necesaria para desarrollar cualquier estrategia divina. Este proceso de creatividad profética nos coloca en el punto exacto en el que Dios quiere manifestar y expandir su reino., y tal como lo hizo con David, nos catapulta hacia el cumplimiento de su propósito.

William Wilberforce, Florence Nightingale, Marin Luther King Jr, Ramon Emeterio Betances y muchos otros en nuestra historia moderna experimentaron lo que David experimentó, una encrucijada que cambiaría sus vidas gracias a la intervención divina. Cuando nuestro momento chispa llegue, espero que podamos abrazar lo profético y realizar nuestro acto.

Obed Diaz Rodriguez