Los recursos del Reino de Dios se desatan cuando cumplimos con nuestra responsabilidad de educarnos, prepararnos y presentar un plan con excelencia. La provisión divina muchas veces llega a través de canales seculares que Dios ha dispuesto, tales como grants, influencias y otros recursos. La Biblia nos enseña acerca de la “transferencia de riquezas”, en la que Dios utiliza los recursos de este mundo para cumplir con sus propósitos proféticos.
Un ejemplo claro es Nehemías, quien no solo recibió el favor del rey Artajerjes, sino también el apoyo material necesario para reconstruir Jerusalén. Este apoyo incluyó recursos del gobierno persa, lo que muestra que Dios puede usar lo secular para financiar lo sagrado. Sin un plan bien pensado y presentado, Nehemías no habría recibido el respaldo del rey.
Esto nos enseña que no basta con tener una visión o recibir una palabra profética; debemos prepararnos con excelencia. La planificación adecuada y la educación son herramientas claves para abrir las puertas de los recursos divinos. Cuando mostramos diligencia y excelencia en lo que hacemos, Dios dispone sus recursos para que seamos capaces de concretar sus proyectos proféticos y extender su Reino en la tierra.